lunes, 5 de abril de 2010
La historia de un TE QUIERO
Dicen que el reloj de arena representa la fugacidad del tiempo y de la vida. La arena es sencilla de trabajar, un hombre con sus manos la puede dar forma, aunque en cuanto esas manos dejan de hacer presión sobre ella la arena pierde su forma y gana la libertad que esa mano le quitó. La arena de la playa es volátil, y aire la puede arrastrar formando así pequeñas dunas. La arena de la orilla es mucho más especial, al estar bañada por el mar, ese que viene y va miles de veces al día, la ha hecho muy fuerte y a la vez moldeable, pero con la peculiar característica de que esta vez al quitar la mano, ahora sí que se queda con la forma que le dimos. De ahí nace mi idea de escribirte ese "te quiero" en la orilla, porque como la arena está dura, mis dedos dejarán en ella los trazos que yo haga; pero como está tan cerca el agua, en uno de sus movimientos del baile que mantienen juntos, estas dos palabras que significan tanto pueden ser arrolladas por el agua en un intento de borrarlas: en un primer intento casi lo conseguirá, y en el segundo ya no quedará nada. Pero como esas palabras son tan fuertes, significan tanto e implican una carga sentimental tan grande, que aunque millones y millones de olas azoten mi corazón una vez tras otra reescribiré estas palabras en él hasta que ni la mayor de las olas habidas o por haber pueda hacer mella en mi corazón.
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